Con los ojos cerrados, como si por cerrar los ojos sintieras más fuerte el golpe de las olas.
Hoy te miraba e intentaba que tú no me vieras, y desde lejos te sentía cerca, y mis pulmones se agrandaban.
No he podido evitar el estallido de la sangre en mis venas, igual que el día en el que fue evidente que empezaba a quererte.
Hoy te observaba, escondida tras el muro que me separa de ti y de tus historias, de tus secretos y del cobijo que es tu pecho.
Sé que soy débil y cobarde, pero sigo buscando letras encadenadas que expliquen tu nombre en mi almohada, tu risa en el café, tu perfume que ha pintado cada una de las paredes que hemos compartido.
La palabra «amistad» empequeñece cada uno de los pensamientos que has decidido ocupar.
Hoy te miraba con la boca callada, y las palabras bonitas pegadas a mi lengua. Y como tantas veces el silencio hablaba, y mi sorda valentía gritaba: «Déjame quererte desde la inmensidad de esta playa».
Daris Great