Existen aquí y en otros lugares, no tan lejanos.
Viven cerca de nosotras, escondidos tras las personas débiles, las menos fuertes, las que sienten vergüenza de ser quienes son, de ser como son. Se esconden fingiendo ser fuertes, audaces y valientes, pero no lo son.
Los malos existen, y a veces no los vemos venir, a veces no los vemos marchar, pero están ahí. A veces pueden con nosotras, con las almas solitarias que deambulamos por los pasillos de los institutos. Con las personas únicas y excepcionales, que buscan la libertad siendo felices (¿acaso se puede ser feliz sin ser libre?).
Los vemos algunos días, y son los días más tristes. Contagiando su miedo a los demás, repartiendo su fobia entre los ignorantes, entre los vulnerables, los fáciles de arrastrar a sus mañanas sin luz, sin esperanza. Cargadas de aburrimiento, sin libertad.
Existen en nuestros pueblos, nuestras ciudades, nuestras escuelas. En las aulas repletas de ilusiones y miedos. A veces ganan, y son los días más tristes. A veces no podemos vencerlos y consiguen convencernos. Entonces perdemos las fuerzas frente a ellos. A veces vivimos los días más tristes junto a ellos.
A veces pierden las personas auténticas, las genuinas, todos los demás.
A veces pierden las buenas.
Y por eso es muy importante que personas como tú sigan escribiendo y extendiendo su palabra, para hacer que la visibilidad de libertad y esta fortaleza para poder dejar q la tristeza ante estas personas no dure más de lo que se merece. Un abrazo!
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Un abrazo, compañera!! Gracias por tus comentarios.
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