«Desde la semana del orgullo 2015 he escuchado toda suerte de improperios e incongruencias en cuanto a derechos, libertades y privilegios de las personas LGTB+. Creo que a día de hoy he conseguido evitar que me afecte más de lo necesario (léase “más de lo necesario” como: contestar de forma sarcástica o cínica a quien emite cualquier tipo de razonamiento LGTBfóbo)».
Podéis leer el resto del artículo en Hay una lesbiana en mi sopa.