No les quitéis el derecho, porque mataréis al niño.
No les digáis que no pueden, ahuyentaréis la ilusión.
Dejad que se equivoquen, que caigan, que lloren.
No les quitéis el derecho a sacudirse el polvo en la noche,
a dar la vuelta.
A buscar otros caminos, atajos, veredas.
Nunca digáis lo imposible, no les neguéis el amor.
El amor a sí mismos, a su palabra, su yo.
No les quitéis el derecho, por favor.
Amen, Eley
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Es fundamental, y parece obvio, pero no hay que bajar la guardia.
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Así es.
Un abrazo.
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