Tras el último grito: silencio,
pero el llanto lo interrumpe,
y también al dolor que lo acompaña.
Y nosotras fuera.
El pequeño gemido de la vida que llega,
entre sangre y espasmos,
sudor y rabia.
Y nosotras fuera,
no puedo ver, por las lágrimas.
Una soga seca mi saliva
y golpea mi garganta.
Mis piernas no se sostienen,
el frío paraliza mi alma.
Ojos secos a mi alrededor,
¿vacíos de esperanza?
Miradas desesperadas.
.
Miradas llenas de amor,
al recordar lo que han perdido esta mañana.
Visita fortuita a los paritorios del hospital. Donde las mujeres que acaban de perder a su bebé conviven con la alegría de quienes traen
una vida al mundo.