Una pesadilla.
Gritar y no escuchar tu voz.
Llorar en sueños y sentir la garganta seca porque ya no hay saliva.
Notar que alguien está a punto de alcanzarte mientras corres, porque cada vez que estira el brazo roza tu espalda.
La oscuridad fría y húmeda de un refugio nuclear.
La privación de libertad.
No poder controlar tu vida.
Las burlas de los demás.
El rechazo de mi familia.
El abandono de mis amigos.
Dejar de ser yo mismo.
Mentir.
No poder dormir.
No comer.
Dejar de existir.
Saber que sólo tú puedes controlar tu vida.